viernes, 19 de octubre de 2012

Music


Entreabro los ojos con pereza, no me quiero despertar, pero éstos luchan contra mi deseo y, finalmente, se abren... Suspiro al sentir ese punzante y contínuo dolor en mi rodilla izquierda el cual me obliga a incorporarme y a tomarme mis pastillas; y justo en ese momento...la realidad aprisiona mi corazón y mis pulmones impidiéndome respirar bien y haciéndome sollozar contra mis manos que tiemblan.
Me froto los ojos con un par de dedos, haciendo fuerza en el puente de mi nariz, levemente arrugado por mi ceño fruncido y cojo todo el aire que mis pulmones son capaces de abarcar para luego dejar que huya de mi triste interior. Me dejo caer de nuevo en la cama y retiro con un par de dedos la cortina, está muy nublado y una fina lluvia se precipita desde el cielo triste y apagado con el que me siento identificada esta mañana... Escucho el suave ronroneo de mi gato y dejo de llorar poco a poco, ese sonido relajante me hace ladear una sonrisa y sin pensarlo lo acaricio con las yemas de los dedos en el rostro, éste entreabre los ojos al igual que yo lo había hecho y el amarillo verdoso de los mismos se pierde en mis pupilas y así, nos miramos...
Por la ventana entreabierta entra una brisa fresca que me obliga a arroparme más entre las sábanas, tapando también al pequeño animal que vuelve a dormir. Saco la mano y dejo que las pequeñas gotas de agua caigan sobre mi antebrazo, mi muñeca y el dorso de mi mano...Mi piel se humedece con la suave caricia de la lluvia y algunas de éstas gotas rebotan en el alféizar de la ventana, entrando a la habitación presa de una ténue penumbra en la que se resguarda del exterior.
La música de mi vida parece que se apaga...ya no la oigo. Cerraré los ojos y soñaré...para que los violines de la noche me lleven en su regazo, muy alto en el cielo y que me dejen caer, para que mi cuerpo termine de roperse...definitivamente. Esperaré a que alguien lo reconstruya, esperaré pacientemente...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Soul




Su cabello rubio ya no brillaba, sus ojos grises reflejaban el frío que se apoderó de su corazón tiempo atrás. Ladeó una sonrisa al mirarse al espejo. Una sonrisa que desapareció en ese mismo instante, segundos después.
Las cicatrices volvían a abrirse para ser las heridas que habían sido anteriormente, mechones caían por su rostro, pálido y níveo. Para él ya no había luz que seguir o esperanza en la que resguardarse... Solo había una oscuridad fría y húmeda. La capacidad de llorar o sonreír era impensable para él, se limitaba a dejar ver una fachada inexpresiva que por su complexión, resultaba atractiva a ojos de la gente, algo que a él, en realidad lo destruía en lo más profundo de su ser, haciendo que se encogiese de dolor.
Ese momento en el que no volvieron a cruzarse las palabras...ese momento en el que las miradas comenzaron a viajar hacia el abismo, hacia la nada, viendo un oscuro futuro cerniéndose sobre él, fue la clave, la llave que abrió la puerta hacia los acantilados de la desesperación, la frustración y el sufrimiento.
Nunca podría desangrarse en lágrimas, anhelaba desaparecer, que su corazón ya apenas palpitante dejase de latir. ¿Qué clase de castigo era ese? Seguro que los Dioses se mofaban de su casi inexistente humanidad. Era un ser humano programado.
El hecho de pensar aquello le producía náuseas, haber sido siempre así... Gritaba de desesperación de tal manera que sentía cómo su garganta se desgarraba, cómo vomitaba su alma rota, negra y pútrida. Caía de bruces al suelo, encogiéndose, sollozando sin que una sola lágrima cayese por sus mejillas, ni siquiera ruborizadas del esfuerzo.
¿Cuánto? ¿Cuánto iba a durar ese tormento...esa tortura que no lo dejaba vivir?
Quería huir, pero hacia dónde, era algo que ignoraba. ¿Dónde querrían a alguien como él?...En realidad, sabía la respuesta, pero le aterraba, de modo que, la fachada de nuevo hacía su trabajo. Ocultando siempre todo.

Decidió que seguiría vagando sin rumbo, por un camino que el sabía que no conducía a ninguna parte. Nadaría en su soledad. Bucearía por su dolor. Y volaría cuando su cuerpo se disipase por el aire.

Parte del paisaje del que una vez vino.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Time.



El tiempo es la magnitud física con la que medimos la duración o separación de acontecimientos sujetos a cambio, de los sistemas sujetos a observación, esto es, el período que transcurre entre el estado del sistema cuando éste aparentaba un estado X y el instante en el que X registra una variación perceptible para un observador (o aparato de medida). El tiempo ha sido frecuentemente concebido como un flujo sucesivo de situaciones atomizadas.

Científicamente el "tiempo" es algo muy complejo...¿pero lo es en la realidad?
Mi limitada experiencia en la vida me ha dado a entender que el tiempo (para mí) no es una magnitud física. Respiramos una media de 20 veces por minuto, lo que quiere decir que nuestros pulmones se hinchan 28800 veces al día y en un año 10512000 veces. ¿Cuántas de esas veces realmente cuentan? Quiero decir...el tiempo en el que te quedas sin aliento cuando alguien te dice un "te amo", el tiempo en el que abrazas a una persona que descubrirás que estaba predestinada para tí y tú para ella... el tiempo que transcurre cuando miras a esa persona a los ojos y de repente ves cómo sonríe, aunque solo sea un poco...

Para la gente que sigue este blog...quiero que sepáis que el tiempo, no es una magnitud física. El tiempo es la vida, el tiempo no se mide en segundos, sino en momentos que te dejan sin aliento o en momentos que hagan que en vez de respirar 20 veces por minuto...hagan que respires 60. Eso es el tiempo. Instantes. Una eternidad...



Hace unos años leí una historia y lo cierto es que me hizo darme cuenta de ciertas cosas...Por supuesto no puedo contárosla al pie de la letra, pero puedo acercarme bastante.

Un hombre iba caminando un día nublado por un sendero que, aparentemente llevaba a un pueblo. Caminó y caminó hasta que sus pies toparon con algo, al desviar la vista hacia el obstáculo descubrió que se trataba de una lápida. Cuando se quiso dar cuenta ya estaba leyendo el nombre "Thomas Jones , 21 años", se horrorizó de la juventud que señalaba la lápida y siguió mirando "Amanda Rogers, 12 años"
Todo le parecía extraño, de modo que continuó, y se fijó en que poca gente subía de los 25...Al ver al enterrador se acercó a él y dijo "Estoy conmovido... ¿por qué la gente aquí muere tan joven?" El enterrador rió y negó con la cabeza "no señor, la gente que está enterrada ahí no murió joven" El hombre algo confuso señaló una tumba "pero ahí pone que..." el enterrador le cortó la frase y le sonrió mientras decía "los años que salen grabados en la lápida fueron los años realmente felices de esas personas, los años que realmente merecieron la pena" El hombre sonrió y asintió satisfecho, para después seguir con su camino.



Muchas personas consumen su vida entera buscando la felicidad sin encontrarla nunca, simplemente porque no miran en el lugar adecuado. Nunca podrás ver una puesta de sol si estás mirando hacia el Este y nunca encontrarás la felicidad si la buscas entre las cosas que te rodean. Busca en ti mismo y la encontrarás.


La vida son instantes...respiraciones...latidos...pero no una magnitud física.

Tú eres mi tiempo, y en ti lo aprovecharé.

martes, 27 de septiembre de 2011

Look at the sun



Escuché tu voz...la escuché de igual manera que si estuvieses hablándome al oído, susurrándome suaves palabras. Inconscientemente una sonrisa apareció en mi rostro, cerré los ojos y apoyé la cabeza en el cristal, dejé que mi mente viajase...la dejé libre y gracias a ello llegué a ti. Te sentías como una canción triste sin nada que decir, querías irte, irte lejos, olvidarte de todo y huir de una vida llena de dolor, me miraste con ojos llorosos y negaste con la cabeza...En ese momento me acerqué a ti, quedándome sentada a tu lado, acariciando tus muñecas con cuidado, curando las heridas de tu pasado...poco a poco tus lágrimas comenzaban a dejar de caer y una débil sonrisa se dibujaba en tu cara, besé tu frente y tu sonrisa se amplió.
Vimos la puesta de sol cerca del lago mientras te abrazaba con fuerza por la espalda, dejando apoyado el mentón en tu hombro, suspiraste con fuerza y te acomodaste...te sentías a gusto...cogiste mis manos, acariciándolas lentamente...y así, vimos la puesta de sol...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

The way of the Angel.



Se lamentaba el Ángel Caído ante el horror que llevaba largo tiempo observando, los humanos destrozaban el regalo que Dios les había otorgado, sin importarles las graves consecuencias que aquello podría acarrear..."Mantén la Fe en ellos..."Se repetía a sí mismo una y otra vez,"... el corazón del hombre es débil y su mente arrogante" suspiraba sosteniendo firmemente su lanza de hierro a medida que sus alas se elevaban lentamente, alas negras que se agitaban al viento.
Otro Ángel se le acercó con una sonrisa ladeada y apoyó una mano en su hombro a medida que comenzó a hablar " Tu amor incondicional hacia los humanos acabará consumiéndote, hermano" sus palabras denotaban cierto recelo y su vista se hallaba fija en el vacío que ante ellos se extendía, tras una pausa continuó hablando " Deja que les de lo que se merecen, ya caíste una vez ante sus pies y Dios te dio la espalda, no cometas el mismo error, porque esta vez no habrá piedad para tí"
Un suspiro escapó de entre los labios del halado " Lo que planea hacer no está bien...No tienen con qué defenderse" negaba con la cabeza a medida que cernía el puño con más fuerza aún sobre su lanza, la mirada del otro Ángel se clavó en el con desprecio " Hermano, deja los asuntos de Dios para Dios, y ocúpate de obedecer sus órdenes" su mirada viajó de nuevo al vacío y se dio la vuelta para salir de la estancia. "Gabriel..." lo llamó su hermano de alas negras " no deberías darle a Dios lo que quiere...plantéate darle lo que necesita por una vez..." Al salir Gabriel de la estancia, sus alas se agitaron con fuerza y su ceño se vio fruncido.

"No entiendes a los humanos...tan solo necesitan que alguien les vuelva a colocar en el camino correcto..." dio un paso al vacío y abrió sus alas por completo, planeó observando una vez más a sus queridos seres, a medida que pasaba el tiempo la altura descendía, finalmente tocó el suelo con su pie descalzo y miró al cielo, que en poco tiempo se cubrió de nubes, el collar de hierro que rodeaba su cuello hizo algo de presión sobre el mismo, sin embargo, el Ángel desvió la mirada y continuó el camino que para él era el correcto..."Te he traicionado...pero ésta vez me lo agradecerás..."

viernes, 26 de agosto de 2011

La Princesa está Triste...





La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?...
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.


Rubén Darío.

¿Volverá a encontrar la princesa el amor
por el que dejo su vida presa
en la jaula cerrada por el dolor?







“Birds have wings; they’re free; they can fly where they want when they want. They have the kind of mobility many people envy.”
— Roger Tory Peterson

viernes, 29 de julio de 2011

Labyrinth of roses...




Me sentía observado mientras caminaba aquel día de invierno por los jardines de mi imponente palacio. La suave y delicada nieve moría sobre mis cabellos negros, desordenados por la brisa fría que penetraba en mis pulmones, congelando hasta lo más profundo de mi ser. Me abrigué un poco más, mi abrigo negro cubría mi cuerpo casi por completo, y la rosa negra que descansaba sobre mi sombrero de copa bailaba al son del hielo.
Continué caminando durante largo rato, aún sintiendo esos ojos sobre mí, una inquietante sombra creció en mi interior y una suave y fina voz me llamaba por mi nombre. Me giré y no vi a nadie...Me reí de mí mismo y seguí caminando hacia el interior del laberinto de rosales, adoraba observar esa magnificencia en tan poca cosa...Me fascinaba que algo tan simple como una flor, pudiese albergar tanta pureza y perfección, sentía celos de su belleza, tan aterciopelada...
Mis botas pisaban el camino de pequeñas piedras que me guiaba, escuché una pisada tras de mí y volví a girarme, el báho blanquecino era expulsado de entre mis labios con extraña irregularidad, la nieve continuaba cayendo frente a mis azules ojos, pero solo eso...nieve, nada más.
Suspiré negando con la cabeza y me dispuse a seguir, la nieve se acumulaba en el suelo, cubriéndolo como si de una alfombra blanca se tratase.
Me acerqué a uno de los rosales y sin piedad corté una de las rosas que respiraban el fresco aire, como castigo, una de sus espinas atravesó el guante que enfundaba mi blanca mano y se tiñó de un cálido color rojo. Una mano ajena sujetó la mía, y por fin quien me había estado observando se dejó ver "Tentadora belleza la de las rosas" dijo...yo simplemente lo miré con el ceño ligeramente fruncido, acercó mi mano a sus labios, la desenfundó del guante, dejándolo caer al suelo y besó la sangre que caía por mi mano...No pude escapar ante tal gesto, mi corazón latía frenéticamente, ansiaba dárselo...
Sus labios acariciaron mi piel desnuda y por fin, conseguí ver sus ojos, claros como la nieve sobre la cual me recostó, estaba fría...de entre sus labios no brotaba aliento, entreabiertos dejaban ver una mueca parecida a una sonrisa, entorné los ojos...estaba asustado, pero a pesar de todo, ese ser me intrigaba.
Clavó algo parecido a un dedal afilado sobre mi garganta, fui a gritar y mi voz se vio ahogada por su dedo índice, el cual posó sobre mis entreabiertos labios. Rió hacia sí al ver mi expresión, se acercó a mi garganta y pasó su lengua sobre la herida de la cual brotaba sangre. Repitió la acción decenas de veces...mi piel se tornaba de un color níveo y mis ojos se cerraban a su antojo, pero yo anhelaba ver más, contemplar su belleza casi inhumana.

"No me dejes morir..." supliqué con voz casi apagada, arrastrando las palabras. Él volvió a reír, clavó el dedal sobre su lengua mirándome con elegancia y se acercó, uniéndose a mí en un profundo beso marcado por los rubíes que brotaban de nuestros labios, tiñendo de carmesí la nieve, devorando su blanca pureza...



Ofrecí mi eterno silencio por una vida inmortal junto a él.