martes, 14 de junio de 2011

When the angels fight...





El interior de cada persona es todo un mundo, un mundo que, como todo lugar habitable posee vida.
Un mundo el cual está lleno de secretos, un mundo separado en miles de fragmentos destruidos por el paso del tiempo...los edificios del interior comienzan a derrumbarse ante la tormenta que aguarda, la cual sin duda, arrasará todo lo que tenga delante, enfurecida, solitaria...¿Qué son los truenos sino el sonido de la desesperación del cielo? ¿Qué es el cielo sino nuestro corazón?...

Los cimientos que sostenían la ciudad que en mi interior se halla comienzan a partirse, se rompen estruendosamente cayendo al fondo del abismo de la vida, allí donde no hay luz...allí donde yace la desesperanza y la locura propios de una persona que se ha sumido en el profundo sueño eterno de la reflexión.
Puedes volar hacia la luz, pero tus alas se partirán, los otros ángeles se mofarán de tu fracaso, señalándote con finos y largos dedos ancestrales...Y, una vez más, caerás y no podrás volver a alzar el vuelo hasta que otro pequeño ángel compasivo, como tú mismo, que haya caído en la sombra de este lúgubre mundo, te acarree de nuevo hacia la esperanza, hacia la superficie, así, tus pulmones podrán volver a saciar su frenética sed.
Los ríos que surcan mi interior se desbordan en un torrente incapaz de ser templado incluso por la mayor de las fuerzas.
Por mucho que trate de escapar mi mundo interior seguirá su curso, cada vez más dañado, cada vez más abandonado, cada vez más muerto...En ese mundo que una vez estaba rebosante de vida, ahora reina una quietud y una paz inusuales...
Hace demasiado frío fuera para que vuelen los ángeles, ya están cansados de escuchar oraciones...las gélidas cadenas los apresan, cortan y marcan su sagrada piel, sangran en la soledad de un mundo corrupto y contaminado por personas de corazones de piedra, almas oscuras y vagabundas que no se rigen por un criterio cierto. Simplemente se dejan llevar.
Ya sólo queda un latido más, un pequeño esfuerzo a realizar, un sólo dolor más que soportar y, entonces...todo esto terminará, el ángel que contendía por salir se ha rendido, sus alas reposan a ambos lados de su cuerpo, frío como la muerte que pronto, abrazará su dolor y su sufrimiento y se los llevará consigo, dejando únicamente la materia inerte de lo que, al igual que ésta ciudad de la que os hablo, mi ciudad, fue un manantial de vida y felicidad que lentamente se iba extinguiendo en mi propio dolor.

Yo maté a aquel ángel con mi sufrimiento, él luchó por quedarse junto a mí, tan solo un poco más...

1 comentario:

  1. OwO! algun dia escribiras algo bonito y no triste? T-T eres una puta y te odio, lo sabe no? T-T
    ME GUSTA! *OOOOOOOOOOOOO*

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